Jobs and the Future of Work

Hay más de una forma de ser inteligente... también en el trabajo

The Swiss President Johann Schneider-Ammann and his Portuguese counterpart Marcelo Rebelo de Sousa, listen to explanations on brain researches at the Wyss Center, part of Campus Biotech, during Marcelo Rebelo de Sousa's State visit in Geneva, Switzerland October 17, 2016. REUTERS/Denis Balibouse - D1AEUHMDCZAB

Image: REUTERS/Denis Balibouse - D1AEUHMDCZAB

M. Victoria S. Nadal
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Fuerza laboral y empleo

Cada vez más empresas son conscientes de la necesidad de estimular el desarrollo de sus trabajadores y de aprovechar el talento al máximo para no perder el paso de la transformación. Hay tantas formas de conseguirlo como jefes y departamentos de recursos humanos, pero algo que parece haber pasado desapercibido para muchos es la oportunidad de maximizar el desempeño de los trabajadores analizando qué tipo de inteligencia tienen más desarrollada y estimulándola para que puedan sacarle el máximo partido. Porque, aunque nos hayan enseñado lo contrario, no hay solo una forma de ser inteligente.

Comúnmente, entendemos que alguien es inteligente cuando tiene una capacidad de razonamiento elevada, es capaz de sacar conclusiones acertadas con rapidez y eso se refleja en un test que marca que tiene un cociente intelectual alto. Esto convierte a aquellos con un cociente intelectual por debajo de la media en personas “lentas” o no tan inteligentes. Lo que se nos escapa es que esa solo es una forma de ser inteligente y que cada trabajador tiene unas capacidades y aptitudes que muchos expertos han definido como inteligencias múltiples. El psicólogo estadounidense Howard Gardner definió en los años 80 hasta ocho tipos distintos, incluyendo la capacidad de comunicarse, de expresarse a través del cuerpo, de entender a los demás o expresarse a través de la música.

Al aplicar la teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner en el trabajo, podemos cambiar la forma en que se capacita a los empleados y en que se asignan los roles dentro del equipo porque estaríamos comprendiendo mejor sus aptitudes. "Para los autónomos, la conciencia de las aptitudes propias puede ayudar a dirigir un negocio de manera más efectiva, al tener una idea clara de las fortalezas y las áreas donde se necesita ayuda", aconseja Nayanee Silva, fundadora de Smarter Lives Coaching & Consulting. Saber qué se le da mejor a cada uno de los trabajadores hace más fácil que los jefes puedan alentar el trabajo en equipo con diferentes estilos de aprendizaje. Según Silva, también para ser líder tienes que desarrollar ciertas aptitudes intrapersonales, interpersonales y lingüísticas, entre otras, para inspirar a los demás, comunicarse bien y predicar con el ejemplo.

Precisamente estas capacidades, junto con una visión creativa, estrategia de resolución de problemas y pensamiento crítico son lo que muchos reclutadores solicitan. Pero no te alarmes si crees que no las tienes. Todos tenemos todas las inteligencias, más o menos pronunciadas, y se pueden trabajar. "Como las inteligencias múltiples también se pueden desarrollar con el tiempo y esfuerzo, es necesario enseñar a los estudiantes a detectar estas facetas durante su periodo educativo", explica Silva.

Posiblemente no todas las inteligencias sean significativas para el desarrollo de una organización, pero en su mayoría —como la lingüística, la interpersonal, la intrapersonal o la lógico-matemática— ayudan a aumentar la eficiencia no solo de manera individual, también colectivamente. Para conseguirlo, hace falta detectar y potenciar las capacidades individuales. Nayanee Silva explica que si eres jefe y normalmente tienes que trabajar en equipo, hay cosas que puedes hacer en el entorno para aumentar las posibilidades de que esa persona muestre su mejor lado y tenga confianza en creer en su inteligencia. Obviamente, tener expectativas positivas de su rendimiento laboral ayuda. Pero también hace falta que esa persona sepa que el tipo de inteligencia que está aportando al trabajo es apreciada y valorada.

A muchos sitios aún no ha llegado la idea de que es necesario valorar estas inteligencias, y se le da más importancia a la puntuación de cociente intelectual. Una de las explicaciones es que habitualmente en los centros educativos un cociente alto está relacionado con buenos resultados académicos. Y eso parece suficiente. Pero los alumnos mal llamados “lentos” suelen puntuar alto en inteligencias diferentes, difíciles de evaluar, y cuando se les permite participar en algo que les resulta personalmente significativo, cobran vida y pueden llegar a ser brillantes. Esta es al menos la idea de Scott Barry Kaufman, profesor adjunto de psicología en la Universidad de Nueva York, que defiende la necesidad de redefinir el concepto de inteligencia. “Si tu forma de pensar y tu inteligencia se desvía de una métrica estandarizada, no debemos asumir que no eres inteligente”, explica Barry.

Las ocho inteligencias de Gardner

Lingüística. Capacidad de poder usar el lenguaje de forma efectiva. Periodistas.

Lógico-matemática. Habilidad de identificar modelos, formular y desarrollar hipótesis y razonamiento numérico. Ingenieros

Espacial. Capacidad para percibir y comprender el espacio. Arquitectos.

Kinestésica. Facultad de poder expresar ideas y sentimientos a través del cuerpo, así como manejo de habilidades físicas. Desde deportistas hasta cirujanos.

Musical. Capacidad de percibir, transformar y expresarse a través de las formas musicales. Músicos, pero también cualquier persona que se concentra escuchando música.

Interpersonal. Capacidad de percibir y distinguir los estados de ánimo, intenciones, motivaciones y sentimientos de otras personas. Psicólogos.

Intrapersonal. Autoconocimiento de las capacidades propias. Emprendedores.
Naturalista. Observar, comprender y analizar la naturalezas, discerniendo patrones y tendencias en los comportamientos de la naturaleza. Agricultores.

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