5 máximas para que tus deudas no te hundan

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Este Consejo Editorial ha visto a su alrededor situaciones de personas, amigas y conocidas, que están lidiando con  mejor o peor fortuna la dura tarea de “desapalancarse”, es decir, pagar poco a poco sus deudas personales y poder afrontar con más o menos garantías un futuro sin problemas financieros. Este post, quizás se escapa un poco de nuestra línea habitual, pero tiene como objetivo hacer un poco de divulgación financiera para su uso cotidiano.

Y es que tras varios años de crisis económica a las espaldas, las repercusiones que esta situación ha provocado en la economía familiar de los ciudadanos son sobradamente conocidas y la acumulación de deudas debido a una mala planificación crediticia ha llevado al desastre financiero a muchas personas.

Escapar de esta situación no es fácil y requiere por nuestra parte un considerable esfuerzo. Antes de hablar de algunos consejos concretos que puedan ayudarnos a escapar de esta situación, se hace indispensable plantear unas cuestiones previas que nos ayuden a poner en orden la situación:

¿Hemos reconocido nuestro problema?

Puede parecer una obviedad que, si tenemos problemas para llegar a fin de mes y no lo conseguimos debido a las deudas, debemos ser conscientes de la situación y reconocerla. Pero esto no siempre ocurre, es más frecuente de lo que parece ignorarlo y tender al olvido. Para enfrentarnos al problema y hacer una fotografía completa de la situación, debemos hacer balance de nuestras cuentas (tarjetas y cuentas bancarias), sumar los saldos y comprobar la deuda total.

¿Cuál es nuestro objetivo a la hora de salir de estas deudas?

Aprender de los errores es la mejor manera de no incurrir de nuevo en ellos. El sobreendeudamiento puede tener un fundamento coyuntural motivado por la pérdida del empleo o por una serie de reveses económicos, pero en muchas ocasiones viene motivada por un consumo poco planificado e impulsivo. Si vamos a emprender medidas de ahorro para pagar las deudas debemos ser conscientes de que uno de nuestros objetivos debe ser aprender a consumir de manera más inteligente.

Algunos ideas que pueden ayudarte a salir de las deudas

1.- No aumentes más tu deuda

Una obviedad que no lo es tanto cuando uno se encuentra sumergido en un mar de deudas. Eliminar “físicamente” todas las tarjetas de crédito excepto la principal y hacer lo mismo con las otras tarjetas de consumo como las de los centros comerciales o de gasolineras nos permitirá cortar de raíz sus posibles gastos derivados.

La solicitud de créditos para pagar otros o la reunificación de deudas son medidas que hay que tomar con mucha cautela y análisis, ya que podemos entrar en una espiral de consumo crediticio de la que no sabremos salir. La facilidad de solicitud de créditos rápidos como los de Sucredito.es o los microcréditos de Prestamo10 en los que sin apenas requisitos y en muy pocos minutos nos ofrecen dinero prácticamente al instante es un caramelo difícil de rechazar para aquellos que están algo asfixiados por su situación financiera. Una clara recomendación en este sentido es que si se vaticinan problemas para abonar estos créditos, no los solicitemos, ya que aumentaremos el monto total de nuestra deuda y sumaremos un nuevo acreedor a nuestra lista.

En este punto, otra recomendación es que intentemos pagar en efectivo todo lo posible. Este método de pago, “duele” más al bolsillo que el plástico de la tarjeta porque seremos más conscientes de la cantidad abonada y tenderemos a cortar más el grifo.

2.- Clasificar tus gastos

Nuestro objetivo en este punto debería ser el ordenar y clasificar nuestros gastos. Para ello podemos partir de un enfoque que incluye el componente psicológico en la clasificación de nuestros gastos. Así, los dividiremos en pagos “ineludibles, “prescindibles” y “deseables”. Entre los primeros encontramos aquellas compras cuya eliminación tendría una repercusión negativa directa en nuestra vida: comida, vivienda, consumo energético o medicinas; en el segundo grupo de “prescindibles” clasificamos las cosas importantes pero puedes prescindir de ellas durante cierto tiempo: buscar las alternativas más baratas al transporte como dejar el coche y utilizar el transporte público, modificar la cesta de la compra con productos más baratos; por último, entre las “deseables” encontramos aquello que mejorara nuestra calidad de vida y que, en este momento de urgencia económica, nos tenemos que plantear abandonar por un tiempo, como caprichos tecnológicos, salidas al cine, teatro o de cena o viajes.

Anota la cantidad que gastaste el mes pasado e inclúyela en cada categoría. No te preocupes por los números y limítate a anotarlo: si gastaste 100 euros en ropa, anótalo; si echaste 100 euros en gasolina al coche, anótalo; si saliste a cenar y te dejaste 50 euros; anótalo. El objetivo es tener un registro claro de los gastos acumulados para proceder a su clasificación.

3.- Prepara un plan de pagos

Sin aumentar la deuda y con los gastos organizados, estaremos preparados para empezar a organizar los pagos. Lo primero que debemos tener presente es nuestro principal objetivo es “ahorrar” dinero para empezar a pagar lo adeudado. Por lo tanto debemos valorar nuestra capacidad de ahorro y clasificar a nuestros acreedores para comenzar a planificar un orden de pagos: elaborar una lista con el nombre del acreedor, la cantidad, el interés, la antigüedad de la deuda. Con esta información, podemos empezar a pagar la tasa de interés más alta, para sacarle más rendimiento a tu esfuerzo de ahorro, por el contrario abonar las deudas más pequeñas nos aportará mayor satisfacción personal al poder eliminarlas de nuestra lista. En todo caso, el secreto del éxito es ser metódico, analítico y regular en realizar los pagos.

4.- Empezar a pagar

La idea principal es que debemos ir pagando a todos nuestros acreedores para evitar incurrir en impagos y que nos repercutan recargos. Para ello, además de negociar posibles aplazamientos o quitas, debemos abonar lo mínimo posible a cada uno de ellos sin caer en mora, ya de esta manera estaremos cumpliendo con todos ellos y podemos valorar nuestra capacidad real de salir de estas deudas. En meses posteriores, si comprobamos que ritmo de ahorro es mayor nos plantearemos aumentar las cantidades abonadas mensualmente.

5.- Tú estás antes que tus acreedores

Una vez que la dinámica de ahorro y pago está en marcha tendemos a olvidarnos de nuestras necesidades. Es por ello que es muy recomendable crear una categoría propia de gastos personales donde ingresemos pequeñas cantidades de dinero que reservaremos para gastos personales, ya sean imprevistos o algunos caprichos. Esta partida de ahorro, por pequeña que sea, nos aportará una inyección de moral para llevar a buen puerto estas iniciativas de ahorro.

Para más información, recomendamos la web de unos compañeros: planeatusfinanzas.com

En colaboración con Sintetia.

Imagen: REUTERS / Antonio Bronic

 

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